Nada importa, absolutamente nada,
la soledad de estos días, de estos meses,
es terrorificamente sofocante.
No soy el unico,
existen muchos más en la misma situación q yo,
desesperados, confundidos, atormentados;
sin embargo, nada es tan malo
como para morir por ello.
Los males tarde o temprano se desvaneceran,
y luego del huracan,
las turbulentas aguas del oceano
se tornaran nuevamente tranquilas y relajantes.
Nuevamente la luz ilumina mi camino,
tal vez son esperanzas banas,
estrellas brillantes
en el negro cielo,
pero mientras me den la fuerza
para seguir adelante
los seguire ciegamente.
Siento q voy a explotar,
la paciencia se agota poco a poco,
pero antes de perder la cordura,
quiero volver a sentirme vivo nuevamente.
Kiero ver y sentir mi humanidad
solo una vez más,
antes de que el Wendiggo
se apodere de mi.
jueves, 29 de enero de 2009
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